TE QUIERO ES ANACRUSA
Ella misma me lo pidió: "Mamá, el próximo cuento que sea un regalo para mí"
Pues aquí está. He tenido que tejer una historia para ella con doce palabras singulares. Éstas son:
MAGIA, ELECTROENCEFALOGRAFISTA, SAXOFÓN, CRISTALES, LOCURA, ANACRUSA, TE QUIERO, BENÓVOLO (BONDAD), MAESTRA, LA CAJA DE MÚSICA, COSQUILLAS y MARIPOSAS.
¡Espero que os guste!
¿Jugamos a los inventos y las palabras?
¿Inventamos una máquina para transformar el dolor?
Nieve sobre los almendros en flor...
TE QUIERO ES ANACRUSA
Y llegó el gran día… Aroa cumplía nueve años. ¡Nueve años! El día más
importante de todo el año. Como ella decía: “el favorito de todos los niños y
niñas”.
Aroa había nacido un 21 de marzo de 2011. Una noche de luna llena se abrió
paso entre flores de almendro y copos de nieve.
Pronto, se convirtió en una niña especial: sus grandes ojos lo observaban
todo con curiosidad, tenía un punto de vista siempre genial y creativo ante las
cosas, y en su cuarto siempre reinaba el caos entre juguetes, pinturas, inventos
y creaciones.
Aroa amaba los animales, sus
nombres y características, sobre todo de los más extraños. También amaba los cuentos y la música. Creaba
melodías en su flauta travesera y las escribía en pentagramas de colores.
Otra de las cosas que adoraba hacer era diseccionar las cosas. Le
interesaban los mecanismos internos: de los relojes, los bolígrafos y las cajas
de música. Le encantaban las piezas pequeñas, los muelles, las ruecas y los
tornillos. Le apasionaban las lupas y superponía unos cristales sobre otros para
confeccionar telescopios y mirar las estrellas lejanas o, por el contrario, microscopios para observar la misteriosa vida
de las bacterias.
A Aroa también le gustaba jugar con las palabras y los números.
-
¿Sabéis
cuál es la única palabra que se lee igual del derecho que del revés? -preguntaba
a sus compañeros.
-
RECONOCER
–decía ella.
Y los demás seguían con sus juegos.
-
¿Cuál
es el único número que coincide con su número de letras?
-
¿Y
el único que no tiene ni “o” ni “e”?
-
¿Y
la palabra más larga del diccionario con veintitrés letras en total?
-
Electroencefalografista
– se decía así misma.
Una mañana le preguntó a su madre.
-
¿Qué
es una anacrusa?
-
Una
anacrusa es una nota que precede a la parte fuerte de una frase musical. Como un impulso.
Aroa iba apuntando todos sus logros en su CUADERNO DE LOS DESCUBRIMIENTOS.
Pero lo que más la gustaba hacer, sin duda, era INVENTAR.
Aroa quería ser INVENTORA.
Sin embargo, había algo que a Aroa no le gustaba nada de nada: el DOLOR.
Aroa creía en la BONDAD y en la MAGIA.
Era muy sensible al sufrimiento y quería inventar un artefacto que hiciera
que el sufrimiento desapareciera del mundo. Aroa era tenaz, lo conseguiría.
Cierto día Aroa se encontró un objeto singular: un antiguo SAXOFÓN, algo
desgastado y oxidado.
Pronto, Aroa lo diseccionó. Qué maravilla eran sus múltiples llaves, su
embocadura, su lengüeta y su elegante cuerpo metálico. Utilizaría sus partes
para construir la máquina contra el dolor y la tristeza.
Realizó varios bocetos en su CUADERNO DE LOS DESCUBRIMIENTOS. La llevó
algunos meses terminar su máquina. Una preciosa CAJA DE MÚSICA repleta de
palabras, códigos, emociones, números, melodías, definiciones y una manivela
mágica.
Estaba deseando probarla. La próxima vez que sintiera dolor, cogería su
máquina, movería la manivela y comprobaría si realmente funcionaba.
Y así fue. Una tarde se sintió muy triste pues había perdido su muñeco
favorito después de un paseo por el campo. Lloró de tristeza la pérdida.
Entonces, cogió su caja de música, la
abrió y movió la manivela. La música brotó de la misma. Al rato, la pequeña
sintió que el dolor amainaba, sin embargo, se dio cuenta que no desaparecía del
todo.
Probó su máquina en muchas ocasiones. Siempre que sentía DOLOR, dejaba caer
las lágrimas mientras movía la manivela y la música surgía de su interior. Cada
vez una melodía distinta.
También investigó sobre el dolor de los demás y se la prestaba a su hermana
Estrella, a padres, su MAESTRA y a sus amigos. Todos sentían cierto consuelo pero el dolor como tal, nunca desaparecía, siempre estaba presente.
Entonces, llegó a una increíble conclusión: el dolor y la tristeza formaban
parte de la vida, al igual que la alegría y la felicidad.
Pero, ¿qué hacer entonces con él?
Aroa decidió cambiar la función de su máquina. No serviría para hacer que desapareciera sino para TRANSFORMARLO. Ella lo transformaría en palabras,
números y melodías, en SABIDURÍA y BONDAD. No lucharía contra él, lo sentiría,
lo aceptaría y lo utilizaría para seguir INVENTANDO. Incluso llegó a entender que
el dolor era necesario para aprender.
Y llegó el gran día… Aroa cumplía nueve años. ¡Nueve años! El día más
importante de todo el año. Como ella decía: “el favorito de todos los niños y
niñas”.
Entonces, la pequeña decidió mostró su máquina a los demás y compartió sus investigaciones y conclusiones.
Fue un cumpleaños muy especial.
Finalmente, les susurró un secreto: en realidad la máquina no era mágica. No había ninguna magia en la transformación, solo había fuerza, confianza en un mismo y tesón.
Finalmente, les susurró un secreto: en realidad la máquina no era mágica. No había ninguna magia en la transformación, solo había fuerza, confianza en un mismo y tesón.
Por la noche, como siempre, se tumbó junto a su madre en la cama.
-
Te
quiero –susurró su madre.
La niña cogió aire y contestó haciendo hincapié en la sílaba “qui”
ayudándose de sus manos como si estuviera solfeando:
-
Te…
QUI…ero – contestó.
La madre la miró orgullosa.
-
Una
anacrusa – dijo.
-
El
tiempo débil que precede al fuerte e intenso. Como un impulso.
-
Antes de volar, hay que saber caminar– contestó la madre.
La pequeña le pidió cosquillas en la
tripota, como todos los días.
“Y yo te quiero con LOCURA”, pensó
la madre.
Mil mariposas las rodearon.
La manivela de la caja de música se puso en funcionamiento. El cuaderno de los descubrimientos se abrió.
Y la música lo llenó todo de anacrusas de amor”.
Y la música lo llenó todo de anacrusas de amor”.
Feliz cumpleaños, pequeña.
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